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martes, 15 de febrero de 2011

Un Demorado Encuentro


Pasó el peine por última vez, dejando sus negros cabellos perfectamente peinados, en una precisa línea recta perpendicular a una ancha y hermosa raya al costado, sobre la izquierda de su cabeza, paralela ésta a la proyección del eje de su nariz.

Mientras dejaba el peine sobre el viejo lavatorio blanco, se miró en el espejo y asintió levemente con la cabeza.

La imagen reflejada le pareció la adecuada para el gran momento que se avecinaba. En un rato más ella estaría allí, estaba seguro.

Dejó el amplio baño atrás trasponiendo la pesada puerta de caoba, entrando en la habitación, su hábitat desde hacía ya un tiempo.-

Le llevó un momento adecuar sus córneas al brillante e inmenso haz de luz que entraba por el ventanal de la izquierda, tan de caoba como la puerta aunque, para su fortuna, éste no había sido degradado a ser un simple trozo de madera blanca. El se opuso con todas sus fuerzas cuando Nacho, su nieto, pensó en pegarle una “lavada de cara”.

Era una herejía ensombrecer, aunque fuera con pintura blanca, la grandiosidad que enmarcaba esos cuatro vitreaux coronados en forma tipo capilla en su parte superior y con el blasón familiar en relieve en el centro mismo de cada uno, coronado por el apellido familiar …”Kohler”.-

Al mirar el vitreaux, frunció el ceño levemente, y sus ojos profundamente azules, tan profundos como el mar Báltico de su Rostock natal, aquel que su padre les obligó a dejar apenas un tiempo después del pacto Molotov-Von Ribbentrop de 1939, sabedor de que era el preludio de una guerra demencial que se avecinaba, miraron sin ver lo profundo de la historia.-

El era apenas un niño que tiempo después escuchó una y mil veces la historia, la de tantos amigos y no, divididos por el fanatismo y la locura….”abuelo….estas bien?...” la voz de Nacho lo volvió a la realidad de primavera porteña que ingresaba alegre por ese ventanal que, de algún modo, le permitía ir y venir por el largo recorrido de su vida, parando en la estación que., caprichosamente, los recuerdos iban digitando.

“ Estoy bien Nachito, sabes que? Me voy a sentar en la mecedora al lado del ventanal, así la veo llegar, ayudame......”

“Abu….no insistas….ya te dijimos que hoy no va a venir”, dijo con inmenso amor Nacho, el único hijo de su único hijo Alfredito. Nacho ya es Ingeniero y se va a ir a Alemania a perfeccionarse para orgullo de su orgulloso abuelo.-

Se sentó en la mecedora de mamá Cecania y pensó que ella fue para él lo que su nombre indicaba..”libre” y, antes de perderse nuevamente en los confines de su memoria fijó su vista azul en la calle, esperándola.-


“Nachito…me ponés alguna música de Mozart?? A ella le gusta mucho.-

Cuanto hacía que no sabía de ella??  Muchos años…

La conoció siendo un niño, apenas llegado a la Argentina, allá por el 45, la vió muchas veces más, supo de ella por conocidos, o por distraídas conversaciones, y la volvió a ver unos 30 años después de su casamiento con Estelita.

Y a partir de allí supo de ella más a menudo, y más..y más….

“No debe haber cambiado mucho..” pensó mientras movía inquieto el bastón que, sostenido por su mano izquierda, permanecía apoyado sobre sus piernas, cual un amigo fiel que conoce nuestros pensamientos.-

Ella había tenido la habilidad de, siendo él un niño, encandilarlo de tal modo que quisiera volver a verla una y otra vez, todo el tiempo.

Y luego, cuando fue creciendo esperaba encontrarla, y decirle lo que hoy le diría: Que quería irse con ella, que nada lo retenía ni lo detendría..

Y mientras pensaba si la emoción no lo desbordaría impidiéndole decir palabra, la tarde fue cayendo.

Nacho y su mamá esperaban pacientemente en el comedor convencidos de que ella no vendría hoy y que, mañana, el rito se repetiría, y al otro día, y al otro.-

Y el sol fue mutando en amarillentas estelas de luz que tímidamente se abrían paso entre los cortinados del ventanal, como pidiendo disculpas por invadir el momento.-

“Nachito!! Nachito!!....me ayudas a llegar a la cama?? La voy a esperar acostado, y por favor poneme de nuevo a Mozart que ya terminó…..”

“ Ok Abu..y te llamo para la cena..”

“NO!! Llamame cuando ella llegue!.. me tengo que volver a peinar….”.

Cuando ella llegó, lo encontró dormido, con sus piernas retraídas y sobre su costado derecho, como lo vió la primera vez que coincidieron cuando él era un niño de 3 años.

Al verlo, esbozó, sorprendida, una sonrisa de ternura. Su peinado permanecía inmune y “La Lacrimosa” ponía un apropiado telón de fondo a la situación.-

No pudo resistir la tentación de recostarse a su lado, sobre el costado izquiero de la pesada cama de hierro que en su respaldo tenía el blasón de la familia y el apellido dorado en letras de molde… “Kohler”. Y abrazarlo pasando su brazo  sobre su hombro y tomarle la mano.

Y él, tomándola fuertemente, como quien no quiere soltarla jamás, suspirando,  susurró…”al fin viniste…..hace años que te espero…y me voy contigo”

Y así…se fueron los dos….-

Cuando Nacho entró en la enorme pieza, un mortecino haz de luz amarillenta ingresaba por el inmenso ventanal, iluminaba su rostro….y su sonrisa….

El Abu tenía razón..ella vendría esta noche y, aunque no pudiera verla, sabía que estaba allí, llevándole la paz que tanto había pedido.

En un demorado encuentro